VIII.- Elucubraciones heréticas sobre la creatividad humana
Posiblemente, nuestra humanidad comienza divinizando los ojos que nos miran y, al hallarlos en nuestro interior, nos divinizamos. Incluso antes de tomar consciencia de sí la humanidad ya había creado a dios. A su imagen lo creó y mirándose en su espejo, como Narciso en el estanque, se consoló reconociéndose a sí mismo objeto de su mirada, dilecto de dios, preferido de entre todo lo creado.